Introducción
Las unidades que conforman el conocimiento son los conceptos, que estructurados en categorías pueden representarnos el mundo. La categorización es un proceso característico de la mente humana y permite a nuestra especie sobrevivir y reinar sobre la naturaleza. Sin embargo, si nos preguntamos por los conceptos en sí mismos, somos conscientes del limitado conocimiento que tenemos sobre ellos.
Generalmente, el concepto es definido como unidad cognitiva de significado, idea abstracta o mental que a veces se define también como "unidad de conocimiento". Los conceptos son construcciones o imágenes mentales a los cuales enlazamos un término, y por medio de las cuales comprendemos las experiencias que emergen de la interacción con nuestro entorno. A través de su integración en clases o categorías, garantizan y relacionan nuestros conocimientos. El concepto surge de la necesidad de generalizar o clasificar a los individuos, cualidades y casos concretos conocidos a partir de la experiencia, agrupando las cosas o los aspectos y cualidades comunes a muchos objetos.
Conceptos
Los conceptos actualmente son muy valorados, puesto que nos ayudan a comprender el desenvolvimiento del mundo y son estudiados por las Ciencias Cognitivas. Son nuestro conocimiento de la realidad, clasifican cosas y propiedades, y nos posibilitan la memoria. Los conceptos, como unidad mental, no sólo se aplican a cosas, sino también a personas, emociones, entidades lingüísticas, eventos-acciones, estilos artísticos, conocimientos científicos, etc. Como otros procesos mentales, los conceptos pueden dar lugar a otros procesos mentales y a la conducta.
Los animales poseen conceptos, pues la naturaleza exige de ellos la capacidad de distinguir y reconocer cosas del entorno. En el caso de los animales humanos, los conceptos hacen posible no solo discriminar, sino también categorizar. Como consecuencia, los humanos, en general, representan y reconocen mejor el entorno, pero es la capacidad de organizar los conceptos lo que le da valor agregado a nuestras experiencias, a pesar de que otros animales tengan mayor información del entorno debido a que sus sentidos estén más desarrollados o simplemente alberguen más sentidos.
Teoría conceptual de Frege
En "Función y Concepto" (1891), Frege define los conceptos como funciones. Con la expresión F(x) reúne en una clase o conjunto a todos los objetos que posean la propiedad F. Aquí la función F reemplaza al predicado y el argumento x al sujeto. En “Sobre concepto y objeto” (1892), el autor afirma que no busca ofrecer una definición exacta de concepto. Así, para Frege, “el concepto es una especie de indefinible: tampoco se puede exigir que todo sea definido, del mismo modo como no se puede exigir del químico que descomponga todas sus sustancias” (Martínez-Freire, 1990, p. 414).
Frege nos dice además que un nombre tiene referencia (Bedeung) y sentido (Sinn). De este modo, si tenemos la siguiente relación podemos ensayar una explicación del concepto:
Sentido: Lucero vespertino, Lucero matutino
Referencia: Venus
Al expresar Lucero matutino, nos referimos al planeta Venus en un sentido; la representación, la imagen mental, es la imagen subjetiva del planeta Venus expresada a través del concepto LUCERO MATUTINO. Al expresar nuestra imagen mental se crea el concepto, haciéndose objetivo al hacerse público y merecedor de un valor veritativo, puesto que la Tierra u otros planetas no pueden ser el lucero matutino. Debemos señalar que cuando decimos expresar LUCERO MATUTINO, no nos referimos al lenguaje natural lucero matutino o the morning star, sino que la idea, la imagen mental queda conceptualizada al ser este significado comunicado en privado o público. De no ser así, se mantendría en una idea, en una noción vaga, en un “no podría explicar”. Por ello, no identificamos conceptos con términos lingüísticos, sino con un lenguaje más profundo. De esta manera, Lucero vespertino y Lucero matutino puede conceptualizarse, y esto sólo es posible en la unión de referencia, sentido e imagen mental.
LM (v) o LV (v)
Lo mismo sucede en el caso de evocar al “rey de los mirmidones”, “al de los pies ligeros” o simplemente al “vengador de Patroclo”. Nos hemos referido obviamente a Aquiles en tres sentidos. Con ellos hemos evocado la idea, la imagen del héroe griego; su significado a través del concepto REY DE LOS MIRMIDONES, no puede ser Ulises, rey de Ítaca, puesto que no seria verdadero.
RM (a) = V RM (u) = F
Este ejemplo es posible porque nuestra referencia es la realidad, la que definimos como todo el ámbito de la naturaleza, sociedad y pensamiento, donde podemos ubicar al mundo literario. Así, cumplimos con la directriz de que un concepto es una función cuyo valor es siempre un valor veritativo.
El concepto está constituido por características, que son también conceptos, de ahí que sea una realidad mental, dotada de carácter objetivo-intersubjetivo. La idea se convierte en concepto al enlazársele un término, así al ser comunicado este concepto se torna como tal, en un concepto público. Sin embargo, por posibles inferencias, contingencias y limitaciones propias de nuestra naturaleza, con los conceptos expresamos esa idea, ese significado, con palabras (generalmente) inexactas necesariamente, pero que el Otro, gracias a la paráfrasis y a la metáfora, interpreta lo más fielmente posible a través de razonamientos que implican lugar, intención, uso y tiempo.
La realidad tiene una estructura correlacional que la mente humana puede conocer y representar. Nuestro sistema cognitivo reduce la compleja realidad a unos conceptos y categorías. Una prueba de ello es que aunque los objetos del Universo sean infinitos, los reducimos a unas pocas formas (círculos, triángulos y cuadrados). De ahí probablemente el nombre de concepto, que viene del latín conceptum, que deriva de capere, es decir, agarrar o capturar algo. Esta relación mente mundo, es una relación que Fodor denomina y sostiene como la relación nómica.
La teoría conceptual de Fodor
Fodor (1999) afirma que la posesión conceptual está constituida por cierta relación nómica entre la mente humana y el mundo, puesto que tener un concepto es estar en algún tipo de relación nómica. Por ello, propone cinco tesis de lo que debe ser una Teoría representacional de la mente (TRM). Estas tesis son:
1.- La explicación psicológica es típicamente nómica y es completamente intencional.
2.- Las representaciones mentales son las portadoras primitivas del contenido intencional.
3.- El pensamiento es computación.
4.- El significado es información
5.- Lo que sea que distingue conceptos está en la mente.
Si se sostiene una TRM, teoría representacional / computacional de la mente, se necesitará una teoría de conceptos, para lo cual plantea sus Cinco condiciones no negociables para una teoría de los conceptos:
§ Los conceptos son individualidades mentales.
§ Los conceptos son categorías y se emplean de manera rutinaria.
§ Los conceptos son los constituyentes de ellos mismos.
§ Un gran número de conceptos deben aprenderse.
§ Los conceptos son públicos.
Teorías de conceptos
1.- Teoría clásica
La equivalencia entre conceptos y definiciones es la tesis filosófica más antigua en torno a los conceptos. Desde los diálogos platónicos, con Sócrates y su búsqueda de la definición, los filósofos suponen que las definiciones son la forma apropiada de caracterizar el significado de las palabras y categorías. Esto se remonta también a Aristóteles, tratando de precisar la naturaleza de conceptos abstractos como la justicia o verdad, o incluso conceptos fácticos, como la causalidad. En definitiva, los filósofos han tratado desde siempre de construir definiciones.
Los supuestos de la teoría clásica son los siguientes:
§ Los conceptos están bien definidos: todos los miembros del concepto comparten atributos característicos.
§ Homogeneidad interna: los ejemplos de un concepto son equivalentes.
§ Los conceptos son fundamentalmente arbitrarios.
Esta concepción fue criticada cuando se inició el estudio de los conceptos naturales, demostrando que los miembros de un concepto no comparten un conjunto invariable de atributos y que las categorías naturales no son equivalentes.
2.- Teoría de prototipo
Por prototipo entendemos a un concepto que cumple casi todos los requisitos de la categoría para un individuo. Un prototipo es el mejor ejemplo de categoría, es su paradigma. Cuando hablamos de características que podrían explicar la estructura jerárquica de los conceptos, el prototipo representa las descripciones de los componentes comunes de los conceptos. De esta manera, un concepto puede ser un subordinado de otro si sus características son subconjunto de otro. Esta teoría parece explicar mejor la categorización de los fenómenos, porque resume las representaciones explicando la noción de jerarquía y categoría.
3.- Teoría de ejemplares
Esta teoría, propuesta por primera vez por Medin y Schaffer (1978), es radicalmente diferente a las teorías de conceptos precedentes, pues rechaza que las personas tengan una representación que abarque todo un concepto. Es decir, un concepto de PADRE no es una definición que incluye a todos los padres, ni se trata de una lista de características que se encuentran en mayor o menor grado en los padres. Es, en cambio, una representación de “PADRE (ejemplar)”, que abarca lo que la persona recuerda, reconoce y a lo que aspira. En cierto sentido, no existe un verdadero concepto, porque no hay representación que subsuma lo que significa “padre”. El concepto de PADRE podría ser un conjunto de cientos de recuerdos de “padre” que tenemos. Esta teoría prescinde de definiciones y atributos, careciendo así de los problemas de la teoría clásica.
4.- Teoría teorías
Esta teoría propone que los conceptos forman parte de nuestros conocimientos sobre el mundo, pues no podemos aprender conceptos en forma aislada de otros conocimientos, otros conceptos o del mundo. Esta teoría, también conocida como teoría de los conocimientos, señala que las personas no se basan en simples conocimientos (experiencias o informes) para aprender nuevos conceptos, sino que su conocimiento previo es lo más importante, y que éste se utiliza activamente para dar forma a lo que se aprende, infiriendo y agregando información que no se observó en el concepto mismo.
5.- Los conceptos como metáforas
La mayoría de las teorías del concepto consideran, explícita o implícitamente, que el conjunto de información que constituye nuestro conocimiento consiste en algún tipo de representación proposicional (relacionando conceptos). La razón fundamental de ello es que estas teorías se ajustan a la metáfora química de lo mental, considerando que los conceptos son como los átomos o unidades básicas que, cuando se unen, dan lugar a estructuras más complejas.
La metáfora químico-mental, la borrosidad de los límites conceptuales, la subjetividad del prototipo, estereotipo y el ejemplar, así como la importancia del contexto interno y externo de la teoría-teorías, obliga a nuestra investigación a un mayor esfuerzo de comprensión y, posiblemente, a algunas propuestas de solución al fenómeno del concepto.
A partir de esta propuesta, basada en los trabajos de George Lakoff y Mark Johnson (2004), pensamos que los conceptos naturales se transmiten mejor en la comunicación a través de metáforas.
La mayoría de metáforas tienen que ver con la orientación espacial: arriba-abajo, dentro-fuera, delante-detrás, profundo-superficial, central-periférico. Estas orientaciones espaciales surgen del hecho de que tenemos cuerpos de un tipo determinado que funcionan de esta manera en nuestro medio físico. A continuación mostramos algunos ejemplos:
- Feliz es arriba, triste es abajo:
Estoy por los suelos, Estoy hundido, Se me levantó la moral, Caí en una depresión
-Lo consciente es arriba, inconciente es abajo (mamíferos duermen echados)
Ya estoy levantado, Cayó dormido en coma
-Salud y vida son arriba, enfermedad y muerte son abajo
Está en la cima de la salud, Lázaro se levantó de entre los muertos
Tal vez la tesis más interesante de esta teoría es que tenemos nuestro sistema conceptual estructurado a partir de nuestros sentidos y experiencias, y la primera experiencia corporal es que somos un cuerpo recipiente de nuestra conciencia o YO; somos un recipiente de piel y vemos la realidad y las cosas como recipientes. Podemos preguntarnos, entonces, si es que entendemos el concepto como un recipiente, como en la relación de Frege, F (x).
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