Un macroestudio estadounidense desvela los comportamiento más íntimos entre los 14 y los 94 años. “Ya no nos conformamos con el coito”, concluye. Ahora, las relaciones incluyen un repertorio más amplio de prácticas.
¿Qué entiende usted por tener sexo? Santiago (57 años) y Manuela (50) habrían contestado, sin ningún atisbo de duda: “practicar el coito”. Sin embargo, ahora su respuesta incluye algunas palabras más: “llevamos más de 30 años casados y justo ahora estamos viviendo nuestra plenitud sexual”. Dedican más tiempo a los preliminares y han introducido algunas novedades en la intimidad de su habitación. Según un estudio realizado en Estados Unidos, cuyos estudios se podrían extrapolar a España, “el repertorio sexual de la población se ha ampliado enormemente”. La encuesta hablo de, al menos, una lista de 40 practicas distintas en la cama.
Las cosas han cambiado: “Ahora, los adultos raramente se conforman con el coito. Aunque sigue siendo la práctica sexual más común, suele venir acompañado de otros juegos, como la masturbación en pareja y el sexo oral”, argumentan los autores de los nueve trabajos publicados en una edición especial de la revista The Journal of Sexual Medicine. Están abiertos a nuevas propuestas y se dejan llevar con más libertad y menos prejuicios. La curiosidad por el sexo anal, por ejemplo, se “ha incrementado drásticamente. En 1992, entre el 16% y el 33% de los estadounidenses decía que alguna vez había experimentado esta modalidad pero ahora el porcentaje ha aumentado hasta el 46%, concretamente entre mujeres de 20 a 30 años”. “En España también ha aumentado”, confirma Francisco Molero, vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología.
Parece que los tabúes en cuestión de cama empiezan a olvidarse. Cada vez más hombres y mujeres sientes curiosidad por intimar con alguien de su mismo sexo. De los 5.865 encuestados, entre 14 y 94 años, el 7% reconocía su homosexualidad o bisexualidad y el 15% confesaba haber mantenido este tipo de encuentros en alguna ocasión. El porcentaje ascendía al 50% en hombrees cuyas edades oscilaban entre 50 y 59 años. “Hay mayor permisividad social hacia la diversidad sexual. Se concibe la sexualidad más como un acto placentero, independientemente de los sentimientos, las emociones y el amor”, explica la especialista española.
Gran revolución. Según los datos extraídos de esta investigación, la más completa desde el informa Kinsey (1994), se puede decir que el sexo oral es otra gran revolución en este terreno. Se ha generalizado tanto en hombres como en mujeres. Esto, junto con “loa masturbación femenina son los cambios más importantes en los últimos tiempos”, señala Francisco Molero “Antes, la sexualidad de la mujer estaba a disposición de la del hombre. Su masturbación se daba en menor proporción y con cierto sentimiento de culpabilidad, pero ahora se ha incorporado entre las prácticas sexuales más frecuentes, individualmente y en pareja. Contribuye a que ambos se lo pasen mejor”.
Coito vaginal, sexo oral, masturbación individual, en pareja, sexo anal…Todo un catalogo de juegos, seducción y erotismo que ayuda a los hombres a mirar las relaciones sexuales con otra perspectiva. Han descubierto, expone Francis Molero, que “pueden disfrutar más allá de la erección y la eyaculación, pueden alargar el proceso” y deleitarse con las nuevas posibilidades. Y esto es lo que han aprendido Santiago y Manuela que, aunque prefieren no entrar en detalles íntimos, si explican que ambos empezaron a tener ciertas curiosidades. “No nos atrevíamos a hablarlo, pero al final dimos el paso. Hemos logrado crear entre nosotros una complicidad máxima y esto también se nota en otros ámbitos de nuestra relación. Comunicarse es la clave”, señala Manuela.
Con esta confianza no es necesario que una mujer oculte que no ha alcanzado el orgasmo. Según se desprende de la investigación, realizada en la Universidad de Indiana (Estados Unidos) el 85% de los varones aseguraba que su última pareja sexual había tenido un orgasmo, mientras que sólo el 64% de las mujeres afirmaba haberlo tenido. Como explica los investigadores, esta diferencia del 21% puede deberse a que sólo el 5% de ellos sufre dolor genital, mientras que un tercio de ellas lo padece normalmente”.
Tal y como apunta Francisco Molero, “para ellas el orgasmo no es imprescindible en una relación satisfactoria. Sin embargo, saben que al hombre le va a costar entender esto porque ellos focalizan su sexualidad en los genitales, mientras que la mujer la enfoca en todo su cuerpo”.
Un último dato sorpréndete de este macroe4studio se centre en el uso de los preservativos. Sólo una de cada cuatro relaciones sexuales incluye este método anticonceptivo. Y, a pesar de lo que se pueda pensar, lo utilizan más los adolescentes que los adultos. Especialmente a partir de los 40 “dejan de preocuparse por los posibles embarazos y es cuando menos se recurre a los condones”, afirman los investigadores, quienes aprovechan para pedir que se refuercen los mensajes dirigidos a la población adulta, para recordar los riesgos que corre y cómo prevenirlos. “Muchos siguen asociando el sexo con el embarazo. El problema es que esto ha duplicado las infecciones por transmisión sexual a partir de los 45”, concluye Molero.
Información y comunicación son cruciales en cuestiones de cama. La introducción de nuevas prácticas sexuales y los juguetes eróticos pueden ayudar a disfrutar aún más de la vida sexual a cualquier edad.
Tomado de: Laura Tardón, “La sexualidad del siglo XXI reclama más imaginación”, en Eureka.,
El Mundo 10 de octubre de 2010, p. 15
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