miércoles, 19 de marzo de 2008

¿Existe filosofía en Latinoamérica? - Sobre la polemica Leopoldo Zea - Augusto Salazar Bondy


Introducción

Casi quinientos años después de la invasión occidental y la imposición en estas tierras de su filosofía, nuestros filósofos se preguntan acerca de la existencia de la misma en Latinoamérica; se preguntan además si ha sido copia de Occidente o creación propia, y si ha sido copia, se preguntan si podremos alcanzar en el futuro el nivel occidental del filosofar auténtico. Por extensión podemos nosotros preguntarnos además ¿existió filosofía en estas tierras antes de la invasión?
El termino filosofía, en sentido estricto, esta referido a una forma de reflexión surgida en las colonias griegas de jonia, forma de meditación que ha guiado al mundo occidental en el desarrollo de su cultura y que constituye el fundamento de su civilización. (Rivara de Tuesta 98)
Como comprendemos, las respuestas frente a estos problemas se da en función de lo que se entiende y define por filosofía, es decir si la entendemos como un preguntar acerca de los problemas más universales y profundos de la humanidad, todo grupo humano ha tenido filosofía; pero si entendemos filosofía como la creación cultural dada en Grecia, solo Occidente: Europa y Estados Unidos, poseen este saber. Estas inquietudes aparentemente teóricas y alejadas de nuestra realidad, devienen en un cuestionamiento ontológico y antropológico del latinoamericano.
Por eso, esclarecer las interrogantes que buscan conocer las limitaciones de nuestra filosofía es de importancia vital, desde el llamado pensamiento filosófico de las culturas prehispánicas hasta la última y más reciente polémica.

La polémica Augusto Salazar Bondy - Leopoldo Zea

Siglos después de la invasión europea que impuso su filosofía, a través de las universidades, y en la vida política como ideologías, Augusto Salazar Bondy, tal vez el filósofo más importante de la tradición peruana, planteó que:

La filosofía fue traída por los españoles porque estos vinieron a conquistar y a dominar la tierra americana e importaron con ellos las armas intelectuales de la dominación. No puede extrañarnos, entonces, que en gran parte el examen de la filosofía hispanoamericana se convierta en el relato de la llegada de la filosofía occidental a nuestros países y de su paso por ellos, la narración del proceso de la filosofía europea en América hispanoindia, más que el de una filosofía generada en nuestro propio ambiente espiritual, de una filosofía de nuestra América. (Salazar Bondy 38)

Como podemos observar, para Augusto Salazar Bondy no existe en Latinoamérica una filosofía propia, sino que es imitadora del movimiento filosófico europeo; por ello, la denomina inauténtica. Está filosofía además es asumida sin cuestionamientos por nuestros filósofos, lo que produce una falsa concepción del mundo, asumiendo como paradigma nuestro una concepción ajena a nuestra realidad material y espiritual, alienándonos.
El mundo fue visto y manejado a través de las categorías ideológicas explicita o implícitamente contenidas en esas filosofías europeas y de este modo, a la vez que iluminaron el medio americano con su coloración espiritual propia, se refractaron en él, adquiriendo una dirección distinguible de la original. Ya dijimos que la Escolástica fue empleada por los españoles para asegurar el dominio de la metrópoli sobre los territorios de ultramar. (Salazar Bondy 39)

Estas reflexiones del peruano generan una lúcida y radical respuesta del filósofo mexicano Leopoldo Zea, quien se refiere al planteamiento de Augusto Salazar Bondy de la siguiente manera:
Recientemente, el peruano Augusto Salazar Bondy escribió, bajo el titulo de ¿Existe una filosofía de nuestra América?, ese aspecto de la historia de la filosofía no contemplado aún en las clásicas historias de la llamada filosofía. La historia de un preguntar por la posibilidad de un repreguntar, sobre una realidad que resulta no parecernos, a nosotros los latinoamericanos, estar de acuerdo con la respuesta que de la misma ha dado la filosofía. Un repreguntar que lleva aparejada la idea de una diversidad, de una diversidad que no ha partido de nosotros pero con la cual nos encontramos. Cuando nos preguntamos por la existencia de una filosofía americana, lo hacemos partiendo del sentimiento de una diversidad, del hecho de que nos sabemos o sentimos distintos ¿Distintos del resto de los hombres? ¿No seria esto una mounstrousidad? (Zea 10)

La respuesta del mexicano señala que preguntarnos sobre la existencia de una filosofía original y auténtica es en realidad preguntarnos por la capacidad del latinoamericano de pensar por si mismo, de poder acceder al logos (la razón); que es lo que nos define como seres humanos, y este cuestionamiento de nuestra racionalidad, es un argumento esgrimido por los imperios para imponernos su filosofía y política, justificando y perpetuando su dominio sobre nosotros.

En último termino preguntar por la posibilidad de una filosofía es preguntar por el Verbo, el Logos o la Palabra que hacen, precisamente, del hombre un Hombre. Y este preguntar, decía, nos ha sido impuesto, nos fue planteado y los hombres de esta América, por lo que también lo son. No hacen sino replantear el problema. Fue la Europa que se inicia en la historia de la llamada modernidad- una modernidad que implica un nuevo redescubrimiento del hombre, pero, al mismo tiempo, la aparición de un hombre que hace de su redescubierta libertad un instrumento o justificación para imponerla a otros, negándoles este derecho- la que impuso el problema. La Europa que considero que su destino el destino de sus hombres, era hacer de su humanismo el arquetipo a alcanzar por todo ente que se le pudiese asemejar; esta Europa, lo mismo la cristiana que la moderna, al trascender los linderos de su geografía y tropezar con otros entes que parecían ser hombres, exigió a estos que justificasen su supuesta humanidad. (Zea 11)


La existencia de la filosofía en Latinoamérica queda cuestionada y con ella nuestra humanidad, y la respuesta sujeta a intereses de grupo, clase o casta. Por ello, es necesario analizar nuestra situación pero más urgente es discriminar (separar un ente de otro) a nuestros filósofos.
Latinoamérica sufrió una invasión que a través de los siglos busco exterminar la civilización indígena, y en algunos países, como Argentina y Chile lo logra; en otros, en cambio la masa indígena sobrevivió, y sigue resistiendo. En Argentina, Brasil y Latinoamérica en general, la inmigración europea impulso el crecimiento económico en la ciudad, al mismo tiempo, la población rural continuaba en la más profunda pobreza y opresión. La migración rural a las ciudades se convirtió entonces en característico del siglo XX, creando extensos cinturones de miseria en las ciudades. En ésta, los indígenas han accedido a la educación; asimilando la cultura occidental pero sobre la base de su cultura originaria, tomando posteriormente conciencia de su importancia y situación, como mestizo.


Contrariamente, los criollos heredan el poder luego de la independencia manteniendo instituciones coloniales. En Perú, los filósofos criollos sostienen luego que no existe filosofía latinoamericana auténtica y no existe entre nosotros por falta de Instituciones que ofrezcan condiciones para la filosofía y de una adecuada educación en estudios clásicos. Otros señalan factores de raza y juventud de nuestra cultura, y esperan la madurez de Latinoamérica para la aparición de la filosofía auténtica.
El filosofar latinoamericano empieza a ojos vistas. Nace delante de todos, desnudo y flaco, como un huérfano desvalido. Su origen es desconocido, no sabe a quien acudir, ni siquiera tiene parientes pobres que lo recojan. No es que no se base en ninguna tradición. Entonces no podría existir. Pero tiene que echar mano de una tradición lejana, extranjera. Desde que nace esta vertido hacia Europa. Nada puede exhibir de sus ancestros. Claro que América Latina tiene historia. Brillante, llena de emocionantes aventuras. Pero la filosofía nada tiene que ver en el asunto. Dos imperios fabulosos iluminan el origen. Pero esos imperios no tuvieron una filosofía. La Colonia fue opulenta. Tuvo una tradición cultural. Incluso hasta tuvo filósofos. Pero estos filósofos se perdieron entre estantes polvorientos y conventuales. América Latina, al romper con la Colonia, rompe también, y sobre todo, con su tradición cultural. Desde que se inicia la República nadie sabe ya nada de los teólogos que impusieron su sello al pensamiento colonial. Nadie quiere saber nada. Y solo hoy día, cuando nuestro filosofar tiene apenas medio siglo, se empieza a voltear la mirada hacia ello. Queremos a toda trance buscar una partida de bautismo. (Miro Quesada 25-26)
El justificarse en la juventud de nuestros pueblos, de nuestra cultura; debe recordarnos el caso de EEUU, nación joven poseedora ya de una filosofía propia; sin embargo, es evidente que el pionero desembarca con su antigua concepción occidental del mundo, la cual aplica a su nueva realidad. Tampoco es verdad que nuestros filósofos carecieron de formación adecuada. Si bien en Latinoamérica las condiciones eran y son adversas, los filósofos criollos al pertenecer a las esferas de poder, realizaron estudios en Europa, donde muchas de sus producciones tuvieron relevancia. Pero mientras que el filósofo europeo esta inmerso en la cultura que gestó su filosofía, heredero de su tradición, donde nace y muere su espíritu; el filósofo criollo esta en la situación contraria, emergiendo de una cultura sin tradición y en crisis, buscando realizarse cerca y distante de Europa. Como descendiente de Europa, se autoengaño, asumió que era europeo en una tierra salvaje.



El problema real es que los filósofos criollos herederos de occidente no aceptan nuestra cultura indígena, como nuestros mitos andinos, pues la sienten extraña y ajena. El indígena contrariamente nutre su cultura de nuestra realidad, fusionando sus costumbres con Occidente, generando un mestizaje, un mestizo, la raza cósmica, la síntesis viviente.
Para Wagner el indio y el mestizo no tienen una mentalidad propia. Lo que presentan es una serie de particularidades emocionales y volitivas, incapaces de trabar el intelecto, en si universalmente válido, lo que queda es adaptarlos a un nivel superior. Así pues, partiendo de lo que se ha asimilado hay que concluir la labor formativa occidental iniciada en la colonia. (Rivara de Tuesta 3: 216)
Los filósofos criollos buscan dejar atrás nuestra realidad, intentando construir una cultura para la nación, negando la cultura presente y mayoritaria, de auténtica y original concepción del mundo.
La existencia de dos Perúes paralelos no es un fenómeno reciente. Por un lado, el Perú oficial de las instituciones del Estado, los partidos, la banca y las empresas, los sindicatos, las universidades y los colegios, las Fuerzas Armadas y la Iglesia; de los tribunales, la burocracia y el papel sellado; de la cultura exocéntrica. Y, por el otro, el Perú marginado: plural y multiforme; del campesinado y la masa urbana, de las asociaciones de vecinos, los cabildos tradicionales, las rondas y los varayoc; de los talleres clandestinos, los ambulantes y las economías de truque, de reciprocidad y de mera subsistencia; de los cultos a los cerros, la espera de Inkarri y la devoción a las santas y beatas no canonizadas; el Perú que conserva y adapta y fusiona innumerables tradiciones locales y regionales; bilingüe, analfabeto y a veces monolingüe quechua, aimara o amazónico. Este contraste, gestado desde los tiempos de la Colonia, se prolonga hasta avanzado el Perú republicano. (Matos Mar 97-98)
Lo latinoamericano hoy no es lo indígena, ni lo occidental, sino el resultado de la interpenetración de los dos, y de otros elementos. Somos sincréticos porque es necesario para la sobrevivencia. Así, las condiciones de vida que queremos, nuestra plena humanidad, significan la ruptura del orden establecido, la necesidad de destruir la filosofía criolla racista.



La suposición de que el problema indígena es un problema étnico, se nutre del más envejecido repertorio de ideas imperialistas. El concepto de las razas inferiores sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista. Esperar la emancipación indígena de un activo cruzamiento de la raza aborigen con inmigrantes blancos, es una ingenuidad antisociologica, concebible solo en la mente rudimentaria de un importador de carneros merinos. Lo pueblos asiáticos, a los cuales no es inferior en un ápice el pueblo indio han asimilado admirablemente la cultura occidental, en lo que tiene de mas dinámico y creador, sin transfusiones de sangre europea. La degeneración del indio peruano es una barata invención de los leguleyos de la mesa feudal. (Mariátegui 40)
La Humanidad como proyecto y fin es el ideal que persigue la filosofía, a través de su sistematización del mundo y su propia historia, pues su historia ha sido también el desarrollo del hombre, del pensamiento. Su humanización desde el fuego de Heráclito y, la moral socrática, la sistematización aristotélica, los medievales con su contradicción razón y fe, la aventura cartesiana, los límites de la razón de Kant, el infinito de los románticos, el compromiso de Marx, la voluntad de poder de Nietszsche, la existencia de Heidegger, la nada de Sartre.
En este desenvolvimiento de la idea absoluta, como diría Hegel; nuestra realidad latinoamericana, que es la realidad del filósofo latinoamericano se halla sumida en la miseria material y moral, ante lo cual el logos, la razón ordenadora del mundo, no puede permanecer ajena.
Es imposible desterrar a un filósofo de su tiempo, responde a sus circunstancias. El filosofo latinoamericano también esta obligado moralmente a ello; pero ¿Que es un latinoamericano? o ¿Que es ser peruano?, ¿Qué es ser mexicano?
Definir nuestra esencia, nuestra identidad, nuestra humanidad; es urgente y una tarea, que ya Leopoldo Zea encargaba. Esta tarea extraña a la filosofía, debe seguramente asombrarnos en nuestra tradición criolla, para comprenderla y aceptarla tendríamos que buscarla fuera de ella misma. La filosofía en México es también peculiar, pensamos, debido a su accidentada historia.

La revolución tuvo una serie de efectos fundamentales. El más importante de todos fue la afirmación de la conciencia del indio como ser cabal, como poseedor de una humanidad completa, igual a la de todos los hombres. El espíritu de mestizaje fue otra consecuencia importante, que ha terminado por imponerse definitivamente a toda la nación mexicana y que significa una integración progresiva en lo económico (redistribución de tierras de acuerdo con intereses de la nueva clase burguesa que coinciden en gran parte con los del campesino y en general con los de la nación), en lo social, en lo étnico y en lo cultural. A través de esta evolución se afianzan otros caracteres no menos significativos de la nación: el industrialismo, el espíritu de progreso, el espíritu nacionalista y la autoafirmación de lo mexicano. (Miro Quesada 224-226)

Pero ¿Qué es lo que constituye nuestro ser real? El ser de la identidad latinoamericana se manifiesta en la pluralidad de culturas, etnias y lenguas que persisten como resultado de un proceso histórico, proceso ancestral previo a la invasión occidental. Es decir nuestra esencia es el mestizaje, pero entendiendo como factor dominante a nuestra cultura indígena. Ese es el camino de nuestra filosofía, la esencia de nuestra humanidad, la hermandad de todos los hombres; la eliminación de la antropofagia en todos sus niveles.

El afán de dominio material sobre otros pueblos es lo que ha producido la muerte de las civilizaciones. No hay por eso sino una sola posibilidad de salvación; dejar de lado el afán de supremacía y discriminación y abrirse a todos los pueblos. Y en esta nueva historia que será la historia del futuro, América latina tiene un papel especial que cumplir, un mensaje que proclamar: el papel del mestizaje como fuente de unión entre los hombres. (Miro Quesada 227-228)

Conclusiones

Los filósofos criollos, adoptan la concepción occidentalizadora de la filosofía; y luego de la independencia toman el poder e imponen su concepción para justificar el orden semicolonial establecido.

Los criollos cuestionan la filosofía latinoamericana; la capacidad racional del indígena y nuestra humanidad como forma de dominación. Temática constante en nuestra tradición filosófica.

La filosofía en Latinoamérica y en Perú surge de la discriminación. Y se evidencia en cada polémica sobre nuestra filosofía.

Los indígenas en sus migraciones han generado una cultura y filosofía mestiza.

Esta filosofía se nutre de la cultura y filosofía indígena presente antes de la invasión, pero es urgente racionalizar sus mitos.

El futuro de la filosofía es el mestizaje, identificándonos con nuestra cultura y asimilando lo occidental, alcanzando la autenticidad y originalidad.

Solo eliminando la filosofía criolla discriminadora; el proceso de nuestro pensamiento quedara libre para la expansión de nuestro espíritu, que es de unidad de todos los seres vivos.



Publicado originalmente por David Pizarro Moncada en el XI CONGRESO NACIONAL DE FILOSOFÍA, EL COMPROMISO FILOSÓFICO ANTE LA ÉPOCA ACTUAL Organizado por la UNIVERSIDAD NACIONAL SAN AGUSTIN DE AREQUIPA - 2008

BIBLIOGRAFIA

MARIATEGUI, José Carlos. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Empresa editora Amauta, 1958.
MATOS MAR, José. Desborde Popular y crisis del Estado –veinte años después-. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2004.
MIRO QUESADA, Francisco. Despertar y Proyecto del filosofar latinoamericano. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1974.
PAREDES VASSALLO, Ricardo. Aforismos. Lima: Pies de Plomo, 2000.

PAREDES VASSALLO, Ricardo. Los cholos y el poder. Lima: Pies de Plomo, 2000.

PAREDES VASSALLO, Ricardo. Un nuevo poder para América latina. Lima: Pies de Plomo, 2003.

RIVARA DE TUESTA, Maria. Pensamiento prehispánico y filosofía colonial en el Perú. Lima: Fondo de Cultura Económica, 2000.

RIVARA DE TUESTA, Maria. Filosofía e Historia de las ideas en el Perú. Lima: Fondo de Cultura Económica, 2000

RIVARA DE TUESTA, Maria. Filosofía e Historia de las ideas en Latinoamérica. Lima: Fondo de Cultura Económica, 2000.

SALAZAR BONDY, Augusto. ¿Existe una filosofía de nuestra América? México: Siglo veintiuno editores, 1968.

ZEA, Leopoldo. La filosofía americana como filosofía sin más .México: Siglo veintiuno editores, 1989.

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