sábado, 9 de enero de 2010

No es más que un hasta luego


Pronto partire, debo irme, viajar al extranjero es como morir, el “cuidate” de la familia en el aeropuerto imagino similar a tu velorio, en fin ya sabemos que la vida es un largo viaje, y la muerte es solo una estación...
Llegue hace tres meses de España con secretas ilusiones, proyectos y esperanzas, y dentro de poco partiré. Seguramente como todo peruano pensaremos inmediatamente que me voy derrotado con el rabo entre las piernas, como un perro peruano asustado, es decir un perro calato; o tal vez pensaremos que me saque la tinka, ninguna pues...
Es cierto, nos conocemos, y sabemos aunque sea inconcientemente que el peruano es un ser de extremos, que por ejemplo cuando toma no es para saborear sino para perder el conocimiento, tenemos tantos vicios, no hablemos de la sociedad sino individualmente, muchos vicios, y luego nos quejamos que en el exterior nos vean mal, entre Laura Bozzo y nuestra criollada pues somos, la verdad personas desordenadas y problemáticas, sino nos soportamos nuestras envidias, maleteos, matonismo y conchudez como esperamos que los de afuera nos soporten, sino pregúntenle a los bolivianos.
Basta que vean como nuestro futuro, nuestros estudiantes de promoción parten los muros de chan chan a patadas y pedrones, nuestros colegiales en su mayoria son unos tirapiedras, eso sin hablar de las barras bravas (que absurdo seguir a esos clubes, dirigentes e incalificables jugadores; desde esos pirañitas mal nutridos hasta esos que se creen Beckham porque juegan en Europa donde son uno más y donde aqui nunca ganan nada). O de los pitucos que sólo se forman en su visión feudal del Perú. Soy profesor y en estos meses he escuchado entre ellos, el máximo insulto, serrano y cholo; y a ellas, que les desagrada que sus enamorados eyaculen en su rostro, hablo de chicos de 14 años.

Me fui lleno de orgullo de mi raza, de la voluntad peruana, ese querer y sobrevivir en este edenico infierno, volví y la voluntad del pueblo seguía firme, mientras que en Europa había crisis económica, aquí no, bueno toda mi vida en Perú no he visto, no conocemos otra cosa que las crisis. Pero había, hay dinero, luego de meses creo que he comprendido el por que, se debe al boom minero y tal vez a la gastronomía peruana.
Recuerdo que hace unos diez años pasaron un reportaje en el canal 2, sobre disneyworld y de pronto el reportero se topo con un conductor o actor famoso en nuestro medio, ya saben en aquel entonces como ahora casi, un blanconcito pituco que seguramente no conocerá collique o villa el salvador, sino que comía en el Kentucky o el mc donalds, ya saben otro de esos desadaptados que no tiran piedras pero que te meten el carro, como chalán con su caballo si te cruzas en su camino, en su vía expresa.
Bueno este actor, estaba en disneyworld vendiendo cevichito al paso, con su indumentaria de chef a un lado de camino, con su carreta, de Disney obvio, vendía su cevichito de a dólar.
Y es que esa es la historia del Perú, no me sorprendió oír de Acurio o de mixtura, después de algunos años de comer fuera confirme lo que ya intuía, lo que intuimos todos, nuestra riqueza es infinita, no solo natural, sino principalmente cultural. Esto en economía lo señala Hernando de Soto en el “misterio del capital”.

Ahora todos quieren ser chefs, desde los exclusivos barrios hasta los arenales de los conícolas, pero ¿esa comida de donde sale? ¿De la mixtura de nuestras razas? Puede ser pero también cuenta esa voluntad peruana que les comente, ese querer sobrevivir.
Mi padre que compite con mi madre en la cocina, se queja de que todos los pitucos ahora quieren cocinar, y si pues, se ve que ahora hablan de la cocina novoandina y traen carpachos de pulpo y risotos de arroz verde indio, que por un lado esta bien pero por otro parece que no entienden aún el secreto del éxito de nuestra comida, gracias a Dios que no llega aun aquí la comida experimental, química, que tiene un gran auge en España, esa que cocinan rociando nitrógeno liquido y gelatinas de hormiga o que sé yo.
No entendemos pues, nuestros pequeños éxitos y nuestros grandes fracasos, ¿Para que? Perú siempre tendrá algún recurso, algo para explotar, vender o alquilar, ¿no?

Recuerdo que un día vagaba, hace unos ocho años, con mi amigo Rahuiro por una feria de artesanías de esas que ponen en el Campo de Marte, viendo tejidos ashaninkas, saboreando un vaso de a china de chicha de jora, con mi olfato saturado de humitas, pachamancas y cuyes fritos chactados, mirando una cabeza de chancho que custodiaba sus carnes fritas de ese chicharrón con mote, volví el rostro y me encontré con los bolsos serranos, la artesanía, de esos cristos de arcilla grotescos, y le dije a mi amigo, oye estas cosas son tuyas, son también mías, son mis colores y mis olores, nuestras texturas, ninguno otro humano las puede reclamar ni sentir como nosotros, sus creadores.
Y recordé otra feria, de esa que ya no hay, la feria del hogar, recuerdo que cuando tenia diez años me tropecé con otro niño en el pabellón de los espejos, y lo vi rubio y blanco, y me di cuenta que yo no era como él, que yo no era como lo que salía en la televisión, ni mi familia, ni mi casa, ni mi barrio, ni la mayoría del país.

Ese país que siempre tiene un as bajo la manga, algún recurso para alimentarnos, a nosotros pero sobre todo a la burocracia, al gobierno de turno, a la pandilla rankeada, a la portátil del caudillo del momento.
Desengáñate, el Perú es una colonia, y todo aquí esta pensado para colonizarte, todo, desde la educación – filosofía, hasta la medicina – gastronomía. Todo. Largo, estupidizante y desestupidizante puede resultar los ejemplos indignanes que podría poner aquí, el famoso vaso de leche, ese que cae mal a todos los niños peruanos, que los botan o les causa cólicos o gases, o diarreas; que los pobres padres de familia reclaman, pero que en realidad como mencione, no cumple su función mas que la de llenar el estomago, puesto que carecemos de la enzima que degrada la leche, o la tenemos en poca cantidad, la enzima se llama lactasa y los humanos de origen asiático no toleran por ello la leche. Tantos años, dinero, luchas para algo tan estúpido, teniendo productos de los andes que llenarían nuestra necesidad de proteínas mejor y más barato, pero quien sabe, y ese es el problema, aquí nada esta estudiado, medido o pensado, sino es para saquear nuestros recursos, ¿sino? ¿Para que sirven nuestros trenes?, son sólo para transportar materias primas, minerales que como el plomo matan la oroya y el callao con niños enfermos y subdesarrollados, envenenados de plomo con un promedio de vida de 25 años. O el gas vehicular, que desde lo profundo del Cusco tiene una tubería hasta la avenida universitaria, un cañito directo para el amigo de Toledo, total siempre habrá algo que explotar.

Me da risa ahora que se promociona el Pisco, o el anticucho, comida de esclavos, hecho de sobras que ahora si sentimos nuestros y lo reclamamos, porque es cierto, los humanos necesitamos que otros nos digan que está bien o mal de nosotros, “El infierno son los otros” decía Sartre, no conocía Perú sino sólo Dios sabe que hubiera dicho.

Nuestra comida no es lo único, antes rechazábamos nuestra gastronomía, que por cierto la llamamos comida y no gastronomía, pero no es lo único valioso, rentable y marginal que tenemos. Ahí esta nuestra música, la cumbia peruana, jaja, claro pensaremos en los yaipen, en agua marina, en tony rosado, y hasta ahí y algo más aceptaremos, pero si te hablo del cuarteto continental, de guinda, de chacalon, pues deformaras aun mas tu rostro y dirás aaaaaaaaaggh o peruanamente dirás, desconozco señor, ¿que es eso?. Pues chacalon para mi es un genio, tendríamos que valorarlo como hacen los mojarras o los argentinos con su bailanta pero ellos son rubios, ahí si no?, pero seguro no oirías a esos cholos, por otro lado, Mar de copas, Uchpa, Los resortes y tantos buenos grupos, reducidos a quilca en fin, busca pe` lo que digo es que musicalmente tenemos otro boom sino "ya se ha muerto mi abuelo" y las miniseries de chacalon, dina paucar, el grupo 5.
Hace años vagaba con una amiga venezolana por Barranco y me dijo a la puerta de una galería de arte, que chévere, una mamacha tirada en el suelo vendía artesanías, mientras que dentro había una ruma de piedras, la veneca me dijo, esto debería ir adentro y lo de ahí, afuera.
En artesanía, nuestra capacidad y sensibilidad son de leyenda, sino lean los cronistas acerca de como aprendían los jóvenes cusqueños las técnicas traídas del viejo mundo, o sino ahora en Ancash, las misiones italianas y los trabajos en ebanistería.
En pintura, Amaringo y Humareda, que tanto Szyslo, es bueno pero no es lo único y ya se nos va, ¿ama que? ¿huma...que?. Todos los domingos algún reportaje sobre el pintor abstracto, y ¿nuestros jóvenes valores en el arte?, pues dando saltos mortales en algún semáforo frente a las combis.

Y en letras, que mal se siente no tener poetas, Vallejo cuanta falta nos haces, me solidarizo contigo maestro en tu exilio forzado por los mediocres de el comercio, aunque deteste a los poetas, de esos que me hablan de tortugas cojudas o de esas laureadas poetisas que me hablan de su vagina y de los pelos de su concha. Tanta falta nos haces hermano, pero mejor que no hayas visto, lo que ni Dante soportaría, nosotros condenados en vida, tenemos esperanza, es lo único que poseemos, porque ni nuestros cuerpos, ni nuestras vidas nos pertenecen; y claro que por supuesto nuestras mentes son las de otros, así pasa cuando sucede.

No soy un renegado ni un llorón, soy de esa generación que vivió el terror, la guerra civil, el terrorismo y al pelotón, de esos niños comunistas sectarizados y de esos niños con pasamontañas y uniforme verde, entre sus balas y explosiones que iluminaban el cielo de apagón, vi esclarecer mi niñez y adolescencia, he sufrido el ataque de una combi y su mataperro al estilo mad max, he conocido estar enfermo en Perú. Pero no me quejo

Me fui orgulloso de mi patria, sintiéndome feliz y agradecido de los que conocí, como renegar del Ramiro y su huyro, del Zeta y su ayahuasca, del motupano el burra, del manolo barrios, del Nero cavero, promesa de las letras peruanas, como la hora peruana, del arrogante Vassallo, de la guerrera Vero y de mis compañeras, de mi viejo el todo terreno, de mi madre “la chulucana” guerrerasa también, de mi hermano el punk y su sucio policía verde, de mi hermana la pituca de barrio de la harvartin y el Tekendama.


MI profesor y amigo vassallo decía que para que este país salga adelante, debe existir más filósofos que abogados y creo que es cierto, cumplo mi papel, por el amor y el recuerdo a aquellos tiempos, cuando bailábamos al ritmo de la canción, un terrorista, dos terroristas, mira tú...nuestra fuerza, jugábamos con la muerte, nos distrajimos con ella, nos cagabamos de risa, como con pirulin, mi demente amigo de generales, Danilo, que estará haciendo ahora en Italia. O la Mila, la Munrita y el perrolo, en esas bombas de la plaza Francia, la andrógina Andrea, Guillermin etc. O los amigos del trabajo como el impresentable Oswaldo, el blancon ojos verdes de barrios altos que se dice admirador del tercer reich, y que cuando lo acusaron de racismo en el trabajo, enfurecido se levanto y expreso “que como va a ser racista si es nuestro amigo”.

O el ultra ateo revolucionario de monchito, que gritaba en una conferencia que Dios no existe, en medio del terremoto de 7.9, se persigno y abandono el auditorio corriendo jajaja.

Pero escribí esto no por comentar algo mi vida, la vida en Perú, sino porque al llegar a Perú, percibí cierto olor a muerte, cierta quietud previa algún temblor, lo que pasa es que en un par de años, Perú es ultra violento y hasta el día de hoy no entiendo porque la violencia se centra en Trujillo y no en Chimbote o Chiclayo, me comentaba un amigo que todos los asaltantes de Lima estan allá, por eso aquí no vemos la violencia de bandas que habían antes, solo hay pandillas y barristas. El punto es que deduciendo un poco, teniendo como premisas el escenario mundial y regional, lo más probable es que Perú se farcalize, se vuelva como Colombia o México, cuando estas bandas se conecten con el narcotráfico al norte, el "¿terrorismo?" hijo de la miseria de la sierra y el sur, las bases estadounidenses presionen Colombia y Venezuela, Bolivia entre a un boom económico con el salar de Uyuni, Chile necesite agua, esto sin mencionar los cambios económicos y ecológicos que experimentara el Perú por el deshielo de sus nevados, -tendremos que ser muy fuertes para soportar eso, sin nevados, ríos e hidroeléctricas ¿que será de nosotros?-. En fin, el gobierno nacional o local lo único que hace es tirar cemento sobre el territorio pero no nos prepara para el futuro, no tenemos planes nacionales, no tenemos una finalidad, sobrevivimos, luchamos, pero lo que nos falta es el objetivo, la razón de ser, no basta con ser, ese es nuestro gran problema nacional. Tal vez querer que Perú será un país normal, y nosotros un gran pueblo más que una utopia sea una estupidez, pero precisamente debemos creer, luchar no sólo por nosotros sino por la humanidad, el mundo necesita esperanza y nosotros poseemos ello.
Hace unos días logre ver la Teta asustada, y pues sí, hay razón en mucho de ello, de alguna manera plasma esa película lo que he escrito aquí, la vi porque vi madeinusa, y aunque sigo pensando que los criollos se aprovechan hasta de los huaynitos que crea una campesina traumada e ignorante en la ficción, creo que así somos un poco todos nosotros. Aquí me entere que unos hijos de ¿qué? del canal N se burlaron de Magaly Solier diciendo que ella esta invitada a Berlin pero para vender ponchos, no sé quienes son, ojala pueda verlos en youtube y ojala algún día pueda escupirles la cara mi desprecio. Junto a Pietro Sibile, Magaly Solier ha filmado una película acerca de inmigrantes en España, ese actor en “Los días de santiago” nos muestra un Perú que todos debemos ver. En fin, esto a su vez me hace pensar en el boom del cine peruano, pero no el limeño, sino ese que se hace en el sur, en ayacucho y puno, cine artesanal y provinciano, generalmente de terror, ahora mismo tengo un cd de una película anglo peruana de terror donde actúa Eva Ayllón, pero seguramente no nos interesara lo que nuestra cultura haga, total son cosa de cholos, de plebeyos en esta colonia, solo cuando los de afuera digan que algo nuestro valga, recién lo empezaremos a valorar, recién empezaremos a valorarnos, como sucedió con nuestra gastronomía.




sábado, 2 de enero de 2010

Mundo combi

Cobradores, choferes, dateros, jaladores y pasajeros conforman el improvisado universo que se desplaza a la velocidad de la luz en un diminuto y enclenque vehiculo. La combi, con sus códigos y personajes, es parte innegable de nuestra cultura. Todos las odiamos. Todos hemos viajado en una y probablemente todos volveremos a apretujar nuestros cuerpos en esas maquinas de espanto.

Viajar en combi es un suplicio que la mayoría de peruanos debe soportar cada día: una procesión de disgustos, maltratos y el riesgo constante de perder la vida en una carrera con la muerte como copiloto. El vía crucis empieza con el llamado imperativo y la posterior sumisión ante el jalador, ese vehemente personaje surgido en los oscuros años noventa y que vive, literalmente, atarantando y jaloneando a los transeúntes. Él es el encargado de reclutar a los pasajeros y hacerlos ingresar a las celdas de transporte público en las que viajamos hacinados. La escena que se parece un poco a la del perro pastor ladrándole a las ovejas que, aterradas, no tienen más alternativa que obedecer con las orejas gachas.
Una vez adentro, el pasajero-recluto intentara apoyarse en cualquier bulto, hombro o cadera que pueda servirlo de asiento antes de que la bala perdida vuelva a acelerar la marcha para esquivar personas, autos y señales de transito como si fueran asteroides. Así, semisentado, con las rodillas rozando las rodillas de otros, y la seguridad de estar respirando la humanidad entera de todos ahí adentro, intentara relajar la mente con pensamientos que no estén relacionados con una muerte trágica en manos de un chofer con decenas de papeletas en la guantera. “¿Con cuantas vértebras menos se tendrá que nacer para sentirse cómodo doblado en tres?” ¿Por qué luego de una hora de camino la famosa “posición fetal” se transforma irremediablemente en “imposición fatal”? ¿Cómo se arreglan los altos, los gordos y las personas con artrosis?, son algunas de las preguntas que pasan por su cabeza como frenazos en la ruta.
Bajo sus reglas
Ingresar al mundo combi también significa reconocer la legislación que tanto chofer como cobrador han establecido en su dominio de cuatro metros y medio de largo, un metro sesenta de ancho y uno cuarenta de alto. Ahí esta regulada la figura del datero, el encargado de informar a cuanto tiempo se encuentran las otras unidades con la misma hoja de ruta, tarea por la que recibe 10 céntimos. Si dice, por ejemplo, “2-3-3” significara que la ultima combi acaba de pasar hace dos minutos y eso, teniendo en cuenta que la distancia entre una y otra debe ser de cinco, es una falta llamada “chantarse”, que consiste en detener el auto hasta que se llene de gente.
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Existe una modalidad como conocida como. “sacar la huaracha” y que no es más que brindarle un dinero adicional al datero para que no informe o informe mal sobre la distancia del vehiculo que va adelante. Felizmente están los “contradateros”, defensores de la verdad y especialistas a la hora de identificar datos falsos.
Dentro de este sinfín de normas, personajes y mañas, el pasajero solamente se ve beneficiado con la popular “china”, como improvisado medio pasaje; y por la “luca”, como pago único para buena parte de los trayectos. Aparte de esto todo son pésimas noticias para él, ya que la tripulación aprovechara para maltratarlo por varias de sus características personales, como llevar uniforme escolar, estar apurado, buscar comodidad, ser mujer, contar con una estatura superior a la del promedio, no tener sencillo, querer bajar de la combi en los lugares correctos y fantasear que, como en otros países, el transporte público en el Perú puede fungir como sala de lectura improvisada.
Jerga sobre ruedas
“apéguense y asencillando pe, que no tengo ni ´chinas´(monedas de cincuenta céntimos) ni ´ferros´ (monedas de diez céntimos). No me la pongan difícil pagando con ´cheques´(billete de diez soles)”, le advierte el cobrador a sus pasajeros. Si alguno de ellos no estuviera bien entrenado en el léxico que se maneja en una combi, es más que seguro que no entenderá ni una sola palabra de lo citado anteriormente.
Para Julio Hevia, psicoanalista, comunicador y autor del libro “¡Habla jugador!”, las jergas que nacen en determinados segmentos de la sociedad establecen una identidad ante la colectividad y marcan diferencias con otros grupos. Las combis, con sus odiados personajes, no son la excepción. “Estos sujetos terminan incluyendo variantes expresivas, anecdóticas y fraseos que solo ellos entienden. ¿Quién podría entender el termino ´pie derecho´ su es que no ha viajado en una combi o no vive en este país?”, sentencia. Es cierto, el Perú ya no es más el Jirón de la Unión ni el parque Kennedy. Costa, sierra y selva están resumidas en este pequeño auto que rompe las reglas a toda velocidad.

¿Habla vas? Diccionario de ruta
Apégate: Orden del cobrador para que se haga un espacio donde ya no lo hay
Asencillame o sencilleame: Pagar con sencillo o cambiar billetes
Cabecear: Meterle el carro a otro
Camello: Combi cuyo techo a sido modificado para poder llevar más pasajeros de pie. Hay una versión más redondeada llamada “huevo”
Chantarse: Cuando el chofer disminuye la velocidad para esperar pasajeros
Chiquita: Corte de camino
Huarachear: Acción en la que una combi decide dar vuelta en U antes de llegar al final de su ruta
Lleva, lleva, lleva: Aviso del cobrador para que el chofer avance
Pampa: Anuncio del datero cuando puede haber varios pasajeros por recoger
Pase: Pasajero que por ley no paga pasaje
Perreo: Indicación del datero cuando dos unidades están compitiendo a gran velocidad
Plancha: Unidad con todos los pasajeros sentaos. Ninguno de pie
Plomo: Escolar. Usuario que esta por mucho tiempo en la combi, ocupando un sitio
Sopa: Combi repleta de gente
La ética del combista
Manejaras como una bestia.
Sólo serás prudente frente al patrullero.
Diez luquitas siempre en la guantera…para coimear.
Trataras al pasajero como si fuera ganado. No olvides que gracias a ti él puede llegar a su destino.
Antes que respetar al prójimo, mejor meterle el carro y le ganarás pasajeros.
Recuerda: no hay paraderos para bajar, pero cualquier lugar sirve como paradero para subir.
Saca tu SOAT sólo depuse que te pare un guardia.
Nunca pagaras las multas. Y si te quieren obligar, harás un paro de transportistas con el resto de tus compañeros.


Tomado de: Rafael Robles, “Mundo Combi”, en “La República”, 11 de octubre del 2009, Domingo, pp. 8 - 9